A continuación publicamos los principales pasajes de la entrevista que le realizó Víctor Hugo Morales al Ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, en su programa “Bajada de Línea” que se emite los domingos, por Canal 9 respecto la vulneración de derechos en las comisarías bonaerenses y cárceles de nuestro país.
Víctor Hugo Morales: Ésta es una investigación del CELS, esto es lo que llegó hasta usted, doctor Zaffaroni, por lo cual tomaron la medida que comenté recién.
Eugenio Zaffaroni: Exactamente, sí.
V.H.M.: Es una, ¿qué palabra utilizar?, una infamia, una vergüenza, una tristeza muy grande.
E.Z.: Sí, realmente es todavía peor, porque no son penados, tenemos un 60, un 70 por ciento de presos no condenados, de los cuales hay un alto porcentaje que en su momento va a ser absuelto. De modo que lo que tenemos es un número de personas presas para nada, ese es el grave problema, ¿no?
V.H.M.: Le va a interesar ver y si es necesario corregir el informe que vamos a presentar ahora sobre cuál es la situación en las cárceles.
Locutor (informe): En la provincia de Buenos Aires hay 30 mil personas privadas de la libertad. El 12 por ciento de los pesos se encuentra en comisarías, pese a que la Corte Suprema de Justicia lo prohibió hace cinco años. La provincia cuenta con un déficit de 12 mil plazas carcelarias. Es decir, tiene 18 mil lugares para 30 mil presos. Del total de las personas que se encuentran en cárceles y comisarías el 68 por ciento no tiene ningún tipo de condena. Para que quede más claro, 20 mil presos están esperando que les digan si son culpables o inocentes. La presión política y mediática llevaron al endurecimiento de las leyes y aumentaron el uso de la prisión preventiva por parte de los jueces. Esto provocó que la cantidad de presos aumentara un 330 por ciento desde 1990. (fin informe)
V.H.M.: ¿Están bien estos números?
E.Z.: Es exacto, sí. Es exacto y es exacto el diagnóstico también. Es decir, cuidado, porque a veces se confunden cosas, no es que estemos bregando por ponerle menos pena a un homicida, por ponerle menos pena a un violador, por ponerle menos pena al asaltante a mano armada, no, no, no, no.
Aparte más aún, el hecho de que se refuercen las penas, que se le pongan cinco años más o menos, eso no cambia nada, es decir, si a quien se le van a poner 20 años, se le ponen 25, al efecto de la prevención en cuanto a si me van a dar o no un golpe cuando entro a mi casa es otra cosa, no, no, no es ese el problema. El problema es que no tenemos que tener presos para nada, es decir, tenemos que tener…, tenemos que hacer en forma tal que esté preso quien tenga que estar preso y quien vaya a ser condenado y quien sea condenado por un delito grave. Los delitos leves tenemos que buscar otras soluciones, no tenemos por qué tener presos por delitos leves, hay otras soluciones, control de conducta, y los delitos de mediana gravedad tenemos que distinguirlos según sea violencia personal, no haya violencia personal, etc. Pero no podemos llenar por las dudas, por prisión preventiva cárceles y cárceles y cárceles porque por más que construyamos cárceles, yo no conozco ningún país del mundo donde haya celdas ociosas… (superposición de voces) …y vamos a tener más cárceles superpobladas o sea lo que estamos haciendo, lo que normalmente se hace en la política de construcción de más cárceles, más cárceles, más cárceles, es generar mayor problema de superpoblación carcelaria, ese es el problema.
V.H.M.: Lo tremendo doctor es que desde el fallo Verbitsky, como se conoció aquella decisión de ustedes por la participación del CELS, naturalmente, a hoy las cosas no han cambiado demasiado, nosotros nos enteramos de una comisaría a la que visitamos con nuestras propias cámaras…
E.Z.: Hubo un cierto momento en que no se liberó gente, pero entre el ingreso que decreció y en número de presos en la provincia había bajado considerablemente, no verticalmente, nunca hay que soltar gente de golpe, eso no hay que hacerlo, pero hay que ir menguando el ingreso y eso en algún momento había pasado, sí.
V.H.M.: Así y todo doctor en la comisaría que nosotros elegimos para ver qué había ocurrido con el fallo de la Corte Suprema encontramos que en un sitio que hay lugar para cinco personas, había 19.
E.Z.: Hay un problema técnico que quería especificar respecto…, la gente habla de los colchones, hay una cuestión con los colchones que hay que tener muchísimo cuidado con los colchones de poliuretano, realmente hay que eliminar los colchones de poliuretano en cualquier lugar donde haya presos. Son los colchones que al quemarse generan un gas tóxico que obtura las vías respiratorias y mata. No es por carbonización que muere la gente, sino que muere por el efecto del poliuretano. Es un efecto más o menos parecido a lo que pasó en Cromañón. De modo que en algún momento yo propuse que se hiciese una ley prohibiendo esos colchones en todas las cárceles de la república, en todos los lugares en donde haya personas detenidas. No salió la ley, pero de cualquier manera es algo en lo que quiero insistir. Hay varios cientos de muertos por ese efecto.
V.H.M.:¿Cómo jugamos en esta historia terrible que las imágenes han documentado sobre cómo se vive en las cárceles?
E.Z.: Hay una…, no creamos que esto lo hacemos nosotros los medios argentinos porque es algo que lo hemos inventado acá. Hay una criminología mediática, mundial que baja de Estados Unidos y se expande por todo el mundo, con un objetivo, con una presión de tipo vindicativo, una cosa de exaltación de la venganza, pero que cuidado, insisto, la característica no es “le voy a aplicar más pena al asesino serial, al que meta a la viejita, al secuestrador, al violador”, no, si fuera eso no sería nada, no, no, no, es tomar como chivo expiatorio un grupo social, este es el asunto. Entonces me muestra a un pibe que hizo una barbaridad, en la otra imagen me muestra un pibe que está tomando cerveza en la esquina, éste es igual, son ellos, éste todavía no lo hizo, pero lo va a hacer. Entonces cuidado que…, insisto, no es la mayor pena al criminal, lo que se está es estigmatizando y criminalizando a un grupo social, que normalmente son los adolescentes y jóvenes de barrios precarios en toda nuestra región, me estoy refiriendo a América Latina. En Estados Unidos son los negros, el 60 por ciento de la población penal de Estados Unidos son negros, el resto son latinos. En Europa son los inmigrantes, los turcos en Alemania, los islámicos en Francia, ahora creo que son los islámicos también en Inglaterra, antes eran los caribeños. Nosotros no importamos presos, los estigmatizamos nosotros, entre los nuestros. Entonces cuidado con ese asunto de la guerra, no, no, la mayor pena criminal de cualquier manera no le estamos acariciando la cabeza, por mi mano pasan sentencias de 20, 30 años, perpetua, etc., todas las semanas. No, ese no es el problema el problema es no estigmatizar un grupo social de adolescentes o jóvenes de zonas o barrios precarios, éste es el problema.
V.H.M.: Es hablar de la mano dura, lo que se hace de vez en cuando, ¿no?
E.Z.: Sí, pero la mano dura corre contra ese segmento social, entonces tolerancia cero para ese segmento social. ¿Qué es tolerancia cero? Es llenar las cárceles de tontos, estamos llenando las cárceles de criminales, ese es el asunto.
(…) Baja de Estados Unidos una táctica, una técnica, que es reemplazar al ciudadano, la imagen del ciudadano medio, trabajador, por la del ciudadano medio víctima y es una de las peores crueldades que baja como técnica comunicacional. Es tomar a la víctima en el momento en el que la víctima está extroyectando su problema, su carga de culpa inconsciente e irracional que tenemos todos cuando tenemos una pérdida fuerte. Fijarla en ese rol y pedirle terminar con la elaboración del duelo, es decir, recuperar el equilibrio, porque la víctima tiene un trauma muy fuerte, recuperar su salud mental. La usan, la fijan en ese rol, después la tiran, sin importarle el daño psíquico que le causan. Convierten a la víctima en una víctima héroe, le brindan todo el escenario mediático. Después cuando se le va acumulando más culpa irracional, irracional porque eso nos pasa a todos, se le va acumulando y entonces la extroyecta y por ahí dice unos cuantos exabruptos y se hace absolutamente inmostrable a los medios, la tiran, una cosa usada.
(…)Tenemos un concepto de seguridad muy torcido, yo quisiera que cada uno de nosotros en calma, sobre todo los que somos medio veteranos ya, hiciéramos una lista de la gente que conocemos o que conocimos, no que nos contaron, sino que conocimos, que se convirtieron en cadáveres antes de tiempo y ahí vamos a ver los riesgos, cuál es la jerarquización de riesgo, ahí nos vamos a dar cuenta de que hay que primero cuidarse al cruzar la calle, después que hay que cuidarse de la familia y de los amigos, después que hay que cuidarse de uno mismo, de no deprimirse o suicidarse y después del ladrón.