GESEC realizó un nuevo conversatorio sobre experiencias de talleres en cárceles

Tercer conversatorio GESEC. desarrollado a través del canal institucional

Con la presencia de talleristas de La Plata, Magdalena y Salta, y la moderación de la Dra. Camila Pérez, se llevó a cabo un nuevo espacio de conversación en el marco del Ciclo de conversatorios virtuales «Los desafíos de la educación en cárceles en tiempos de excepcionalidad» que, en esta oportunidad, puso eje en las experiencias de talleres en cárceles.

Estuvieron presentes Sabrina Mendoza, profesora en Ciencias de la Educación (UNSa) e integrante de GESEC Norte; Ricardo Bizzarra, maestro de Adultos en unidades penales del SPB y director de teatro en cárceles (miembro fundador del GESEC e integrante del Centro Cultural Desmadejando además de escritor); Vanesa Carbajal, profesora de Comunicación Social (UNLP), tallerista con niños y niñas en el espacio de visitas de la UP28, Magdalena y María Cecilia Olivera, Licenciada en Sociología (UNLP) integró el Programa de Prevención de Violencia en Cárceles. 

Sabrina Mendoza, en representación de GESEC Norte, se refirió a «la negociación constante entre la lógica educativa de la escuela y del Servicio Penitenciario», destacó la «necesidad del trabajo en red y que la intervención más que talleres son espacios de trinchera para resistir y mantenernos presentes, constantes y poder resolver situaciones que permitieran la continuidad de las personas privadas de libertad».

“El interés de participar en la cárcel de mujeres, que no pertenecía a la escuela, nos encontró muchas veces con una institución reticente”, destacó Mendoza y ponderó la importancia de los talleres ya que «los talleres son el espacio para hablar de sí».

“En este contexto de pandemia no pudimos sostener la trinchera, no está la posibilidad de intervenir. Nadie da la garantía de que los materiales lleguen y esto es así en todos los niveles educativos”, indicó al tiempo que precisó: “acá también se da laborterapia como forma de tratamiento penitenciario, pero lo que brindamos de la sociedad civil, los movimientos sociales y la Universidad, no están teniendo lugar” .

A su turno, Ricardo Bizarra, compartió el proceso histórico de intervención en cárceles de la Provincia de Buenos Aires que inició en instancia de «ciclos complementarios» de la rama Adultos y constituyó la primera experiencia de teatro en cárceles del sistema penitenciario provincial. “Siendo docentes de las escuelas teníamos el respaldo institucional del director de la escuela», consideró y detalló el derrotero institucional de la experiencia, los permisos y avales que implica.

Luego compartió el trabajo realizado en los pabellones de «jóvenes adultos» en la Unidad 1 de Olmos y explicó que en el desarrollo de distintos talleres, se encontró con la paradoja de las «trabas que puso la escuela media de la Unidad». Sin embargo, se pudieron sostener. Todo ello «con avales institucionales que faciliten la práctica y no se encuentre trabas». También sugirió «acercarse a los sindicatos».

Finalmente, Bizarra abogó porque “se contemplen a los talleres como una modalidad y se le de una dignidad a los talleres y talleristas por el trabajo que están haciendo y para poder ampliarlos también”.

Vanesa Carbajal, por su parte, compartió la experiencia de talleres con niños y niñas que asisten a las visitas en el complejo carcelario de Magdalena. “Es complejo trabajar en un espacio tan íntimo como es la visita, cuando el día empezó a la madrugada desde lugares inhóspitos a visitar a su papá que está privado de la libertad». 

Dijo que fue clave “el aporte de las personas que están adentro para que el proyecto fuera tomando su impronta y como experiencia fue muy movilizante desde ver y compartir ese espacio tan especial surgieron muchas cosas que van a seguir surgiendo”. 

“El territorio es lo que nos hace ser y en este momento lo perdimos» subrayó Carbajal. No obstante, manifestó la importancia de «replicar la experiencia de esos talleres y de seguir proyectando, planificando” ya que ve difícil la continuidad, aunque destacó la necesidad de “proyectar y trabajar por el fortalecimiento de la experiencia de cara al futuro”.

Finalmente, María Cecilia Olivera destacó que “nuestra propuesta era trabajar con grupos de entre diez y quince participantes de distintos pabellones, lo que rompía con ciertas lógicas institucionales que estaba acostumbrada a lo individual”.

Detalló que “siempre surgían talleres contingentes a partir de la demanda emergente del espacio grupal desde los cuales generamos distintas propuestas como literatura, títeres y surgió el de realizar un mural”. Valoró que “los grupos lograron sostenerse, en algunos casos con una continuidad de más de dos años que permitían ir avanzando en apuestas, como la del mural como una apropiación del espacio al que había que ponerle onda” y fue una propuesta que se articuló también con otros actores comunitarios.

Finalmente, Olivera remarcó la necesidad de «articular dinámicas ante la multiplicidad de demandas que hay» y no dejó pasar que en los talleres son las y los propios equipos quienes costean los insumos para llevar adelante las iniciativas de talleres.

Participaron docentes, investigadores e interesades de distintos proyectos educativos e la provincia de Buenos Aires así como de Salta, Jujuy, Mendoza, La Pampa, Chubut, San Luis y también gente de Chile, Brasil y Colombia.